El Vaticano aclaró este jueves que el hecho de ser madre soltera no impide el acceso a la Eucaristía, en respuesta al obispo dominicano de San Francisco de Macorís, Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, que expresó su preocupación debido a que algunas mujeres solteras «se abstienen de comulgar por miedo».
Ante el miedo de las jóvenes a «comulgar por temor al rigorismo del clero y de los dirigentes comunitarios», como señalaba el obispo dominicano, el prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe, el argentino Víctor Fernández, publicó hoy una respuesta con algunas aclaraciones, con la aprobación del papa Francisco.
El cardenal argentino explica que el papa ha recibido «varias cartas de laicos» sobre el mismo tema en las que «se constata que, en algunos países, tanto sacerdotes como algunos laicos impiden de hecho a las madres que han tenido un hijo fuera del matrimonio acceder a los sacramentos e incluso bautizar a sus hijos».
Y recuerda las palabras de Jorge Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires: «Hay presbíteros que no bautizan a los chicos de las madres solteras porque no fueron concebidos en la santidad del matrimonio. Estos son los hipócritas de hoy. Los que clericalizaron a la Iglesia. Los que apartan al pueblo de Dios de la salvación».
«En este sentido, se debe trabajar pastoralmente en la iglesia local para hacer comprender que el hecho de ser madre soltera no impide el acceso a la Eucaristía», dijo el prefecto, pues recordó que «como el resto de los cristianos, la confesión sacramental de los pecados cometidos les permite acercarse a comulgar».
Al respecto, Fernández pone el ejemplo de «algunas de estas madres, dada la fragilidad de su situación, recurran a veces a vender su cuerpo para mantener a la familia» y que «la comunidad cristiana está llamada a hacer todo lo posible para ayudarlas a evitar este riesgo tan grave, en lugar de juzgarlas duramente».
Y agrega que «por el contrario, «la comunidad eclesial debe apreciar también el hecho de que se trata de mujeres que han aceptado y defendido el don de la vida que llevaban en su seno y que luchan, cada día, por criar a sus hijos».