En los últimos años, el concepto de «paternidad espiritual» ha ganado terreno en ciertas ramas del movimiento pentecostal, especialmente entre los denominados «pseudos apóstoles». Este fenómeno, que combina interpretaciones cuestionables de la Biblia y una profunda carencia afectiva en los seguidores, ha generado una epidemia teológica que merece un análisis crítico.

¿Qué es la paternidad?
En términos generales, la paternidad se define como el vínculo natural, legal y moral que une al padre con sus hijos. Sin embargo, en algunos círculos cristianos, este concepto ha sido deformado para establecer una supuesta conexión espiritual entre líderes religiosos y sus congregantes, usurpando el rol de Dios como el único Padre espiritual legítimo.

Un terreno fértil para la manipulación
Muchos creyentes provienen de hogares disfuncionales, donde las figuras paternas biológicas no han cumplido su rol afectivo y moral. Este vacío emocional se convierte en un terreno fértil para que algunos líderes carismáticos, bajo el disfraz de «paternidad espiritual», se erijan como salvadores emocionales. Sin embargo, esta práctica carece de fundamento bíblico sólido y se basa más en la manipulación que en la verdad escritural.

El único mediador entre Dios y los hombres
La Biblia es clara: «Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre» (1 Timoteo 2:5). Jesús mismo declaró en Juan 14:6: «Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí». No hay lugar en las Escrituras para figuras humanas que se autodenominen padres espirituales con autoridad divina sobre las almas de otros.

El peligro de las falsas doctrinas
El apóstol Pablo advirtió contra los «vientos de doctrina» y las artimañas de hombres que buscan engañar con astucia (Efesios 4:14). La llamada «paternidad espiritual» no es más que un viento de doctrina que desvía a los creyentes de la verdad bíblica, perpetuando un sistema de dependencia emocional y espiritual hacia líderes humanos.

El rol del verdadero ministerio
Los ministerios genuinos, según Efesios 4:11-13, tienen la responsabilidad de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio y edificar el cuerpo de Cristo. Los líderes espirituales están llamados a guiar hacia la madurez y la conexión directa con Dios, no a establecer relaciones de dependencia que suplantan el rol del Padre celestial.

Conclusión
La paternidad espiritual, tal como se promueve en algunos círculos, es una doctrina carente de respaldo bíblico y peligrosa en su aplicación práctica. Los creyentes deben recordar que la única garantía de una relación genuina con Dios proviene de la madurez espiritual y de la guía del Espíritu Santo, no de figuras humanas.

Este llamado es a reflexionar y volver a las Escrituras, rechazando cualquier enseñanza que sustituya la conexión directa entre el alma y su Creador. Que cada creyente busque al Padre celestial a través de Jesucristo, el único camino verdadero.