“Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, y mataron e hirieron a cientos de personas y causaron una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases de manera segura”, publicó la agencia Amaq, órgano de propaganda del grupo, en Telegram. Este sábado se cumple el quinto aniversario de la caída del Califato tras la batalla de Baghuz.
Imágenes difundidas muestran tres personas vestidas con ropa de camuflaje, irrumpiendo en el lugar y abriendo fuego indiscriminadamente en el interior de la sala usando fusiles automáticos. Otros videos muestran los cuerpos yaciendo en el suelo entre manchas de sangre. No obstante, servicios de emergencia no pudieron determinar aún si hubo más atacantes, por lo que se consideran hasta cinco tiradores. En tanto, las fuerzas de seguridad siguen buscando a los perpetradores.
Durante horas, se llevó a cabo la evacuación y, ahora, continúa la evaluación del edificio. Al menos unas 100 salieron por el subsuelo del lugar mientras otro tanto fueron rescatadas del techo con equipos especiales para dicha altura.
Dave Primov, presente en la sala, comentó a Kommersant: “Faltaban literalmente 10 minutos para el inicio del concierto, el 70% de toda la sala Crocus ya estaba reunida y escuchamos lo que pensé que eran fuegos artificiales, en el lado izquierdo, en algún lugar fuera del pasillo. Vimos cómo una multitud de personas de abajo empezaban a moverse como ríos y, entonces, nos dimos cuenta de que algo andaba mal. La gente empezó a gritar y a correr y empezaron los disparos, sólo ráfagas de ametralladora. Dispararon directamente a la multitud contra la gente”.
Un periodista de la agencia RIA Novosti sumó que “a las personas en la sala se las hizo acostarse en el suelo para protegerlas de los disparos durante 15 o 20 minutos” y agregó que a gente empezó a salir cuando ya no había peligro.
El gobernador Andréi Vorobiov llegó al lugar de los hechos poco después de que se conociera la noticia y ordenó la creación de una unidad de trabajo especial, que incluye a los efectivos del Escuadrón Especial de Respuesta Rápida de la Guardia Nacional y los antidisturbios, para controlar la situación. También trabajan bomberos, asistidos por dos helicópteros -uno de ellos un MI-26, de los más grandes del mundo-, y más de 70 ambulancias. En total, el Ministerio de Situaciones de Emergencia contabilizó 320 personas y 130 equipos dedicados a esta tarea.
Por su parte, el alcalde de la capital, Sergei Sobyanin, delcaró que “ocurrió una terrible tragedia. Mi más sentido pésame a los seres queridos de las víctimas. Di órdenes de brindar toda la asistencia necesaria a todos los que sufrieron durante el incidente”, mientras la defensora del pueblo, Tatiana Moskalkova, lo calificó de “ataque terrorista”. Inclusive, el Ministerio de Asuntos Exteriores pidió a toda la comunidad internacional condenar este hecho: “¡Toda la comunidad internacional debe condenar este crimen odioso”.
La Dirección General de Investigación del Comité de la Federación Rusa en la materia ya abrió una causa penal en virtud del artículo 205, sobre actos terroristas.
La Casa Blanca lamentó este episodio y dijo que se trataba de un hecho “terrible”. “Las imágenes son simplemente horribles y duras de ver. Nuestros pensamientos van a estar con las víctimas de este terrible ataque a tiros. Hay algunas madres, padres, hermanos e hijos que aún no han recibido la noticia. Va a ser un día duro”, sostuvo el asesor de Seguridad Nacional, John Kirby, quien descartó también que hubiera indicios de una participación Ucraniana. Más tarde, la Embajada del Reino Unido local, el portavoz adjunto del Secretario General de la ONU, Farhan Haq, y la Unión Europea condenaron lo ocurrido y extendieron su más sentido pésame.
El Crocus City Hall tiene capacidad para unas 6.200 personas aunque aún no se confirmó aún cuántas personas estaban presentes en este concierto.
Este episodio se produjo después de que, a principios de mes, la Embajada de Estados Unidos en Rusia emitiera un comunicado en el que llamaba a sus nacionales en el país evitar lugares concurridos en la capital ante la inminencia de un atentado. La advertencia fue replicada por la embajada británica. “La embajada está monitoreando los informes de que los extremistas tienen planes inminentes para atacar grandes reuniones en Moscú, incluidos conciertos”, se especificó entonces, a lo que Putin respondió describiendo estos avisos como “un intento de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad”.
“Permítanme recordarles las recientes declaraciones, francamente provocadoras, de varias estructuras oficiales occidentales sobre la posibilidad de ataques terroristas en Rusia. Todo eso parece un abierto chantaje absoluto y un intento de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad”, comentó el líder del Kremlin esta semana durante una reunión con el FSB.
Horas después del incidente, ISIS reivindicó el episodio en su canal de Telegram, adjudicándose, así, lo que es ya el peor ataque terrorista en Rusia en dos décadas. Las autoridades locales procedieron a la suspensión de “todas las actividades masivas, deportivas, culturales y otras” en la capital y se extremaron las medidas de seguridad en los cuatro aeropuertos de la zona.
Antes de que se conociera este anuncio, la Legión de la Libertad de Rusia, un grupo de combatientes rusos que luchan en favor de Ucrania, negaron estar relacionados con este hecho. De todas formas, Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, había adelantado que, si comprobaba que Kiev tuvo que ver, eliminará a sus principales oficiales.
“Si se establece que se trata de terroristas del régimen de Kiev… todos ellos deben ser encontrados y destruidos sin piedad como terroristas”, escribió Medvédev en un mensaje en Telegram, añadiendo que también serían castigados “los representantes oficiales del Estado que cometieron tal crimen”.
FUENTE /INFOBAE